Condiciones de vivienda y la salud de la población mexicana
La COVID-19 ha sacado a la luz una serie de situaciones y problemas que si bien ya existían, con la pandemia han sido visualizadas con mayor atención por la población. Uno de esos temas es la habitabilidad en el país, es decir, las condiciones de las viviendas en las que se desarrolla la vida de las personas –recluidas a partir de las restricciones escolares y laborales por la crisis sanitaria.
En este contexto de confinamiento, compartir la misma vivienda pudo resultar complejo tomando en cuenta el número de habitantes. En el estudio realizado por el Centro de Opinión Pública de la UVM (2021), a mayor número de habitantes en la vivienda, se perciben condiciones de hacinamiento, además de considerar que no hay espacio suficiente para todos, lo que repercute en un malestar emocional que altera la salud mental de las personas al experimentar situaciones de estrés o nervios asociadas a las condiciones de la vivienda.
Reparando en las condiciones de vivienda, Corichi (2021) presenta cifras del INEGI, donde más de 11 millones de hogares tienen un solo dormitorio y cerca de la mitad están ocupados por 3 o más personas, lo que representa casi 5 millones de viviendas en condiciones de hacinamiento, que se puede traducir en más de 16 millones de mexicanos.
Las condiciones de la vivienda impactan también por el tiempo en que las personas se encuentran dentro de sus casas; si solo estuvieran en la casa para dormir, tal vez la repercusión sería otra, pero el promedio en que las personas de entre 18 y 55 años o más pasan en su hogar actualmente es de 15.22 horas, dejando prácticamente el espacio solo 8.78 horas.
En una encuesta realizada por expertos en Chile (Centro UC, 2021), se encontró que la gente se siente más deprimida, con más sueño, menos alegres, con problemas de concentración y otros problemas de salud mental, en viviendas con menos superficie, carente de balcones, terrazas, patios o jardines. Los espacios al aire libre, dentro de las casas-habitación, resultan entonces aliviadores de estos sentimientos y mejoradores de las condiciones mentales. Tal como en el caso chileno, en México las condiciones de vivienda hacen que una parte de la población desarrolle problemas psicoemocionales por la falta de espacios.
Triveno y Nielsen (2020) enumeran 3 consecuencias de suma importancia a causa de malas condiciones de habitabilidad. La primera refiere que una mala calidad de vivienda disminuye la autoestima; el hogar es una extensión de los individuos de su personalidad y aspiraciones y una mala condición del mismo, puede afectar a los individuos; la segunda consecuencia es el aumento de depresión y estrés, lo que puede provocar violencia doméstica; mientras peores y más limitadas sean las características físicas de la vivienda, es más probable que desencadene pleitos intrafamiliares y por ende, violencia doméstica. Finalmente, las malas condiciones en una vivienda pueden aumentar las probabilidades de sufrir estrés postraumático; esta situación es aplicable a personas que han vivido un desastre natural y que, como consecuencia del mismo, las condiciones de sus hogares se han visto mermadas o afectadas de manera negativa.
El tema de la habitabilidad y el impacto de esta en la salud mental de las personas es algo que, los gobiernos a nivel local y federal deberán estudiar y trabajar en el corto plazo. Propuestas con relación a tamaño de las habitaciones, espacios verdes y al aire libre, serán temas que se deberán tener en cuenta en el futuro inmediato, de la mano de negociaciones y discusiones con las inmobiliarias del país.
Licenciado en Mercadotecnia por la Universidad Privada del Estado de México. Tiene el grado de Maestría en Administración de Negocios por la misma Universidad. Así mismo ha concluido una Maestría en Educación Basada en Competencias por parte de la Universidad del Valle de México.
Actualmente es Académico de Carrera de Tiempo Completo en la Universidad del Valle de México, campus Hispano en el área de Negocios.